lunes, 31 de marzo de 2014

-Construyendo y Jugando-

La construcción de la Máquina de Goldberg, además de ser una actividad de diseño fue más que todo un espacio de juego donde íbamos construyendo nuestra “propuesta”, así entendí que precisamente el diseño, es un juego, es construir, es crear, es proponer. Es trabajar una ilusión y darle una funcionalidad, hacerla útil, tangible por medio de prueba-error. “Echando a perder se aprende” dice un viejo refrán tico, entre más pruebas logre realizar de que tan funcional sea mi objetivo meta, más voy a lograr visualizar como funciona mi idea, mi ilusión de forma física. Por más que no sepa como voy a llegar a “mi norte” debo tener mi intención clara y no “enamorarme” de ideas que pueda considerar correctas en el momento, ya que puede que sea la forma lo que no funcione, no la esencia. Existen muchísimas formas de representar una misma idea. Debo conocer mi contexto para entender que oportunidades me genera mi contexto de trabajo, ya que se diseña para un entorno en especifico. Recopilar opiniones y estar dispuesta a criticas, la perspectiva de un tercero, me puede abrir la perspectiva durante mi proceso de diseño.
A la hora de trabajar con la estructura y materialidad de esta ilusión, de esta esencia lúdica, empezamos a hablar de sostenibilidad, de arquitectura. Lo que me hizo entender, que la arquitectura sugiere, suspira no se impone ni grita. Así caí en la pregunta: ¿Qué mejor forma de sugerir espacios, que por medio del juego, del instinto puro?

En nuestra niñez, nuestra forma de actuar la definía nuestros impulsos, no habían reglas ni especulaciones. Esta escena demuestra que el juego nace por "instinto", por goce. Conforme la sociedad nos empieza a moldear, el juego pasa a ser asociado con el infantilismo, la estupidez y pasa a ser "mal visto", por lo que me llama muchísimo la atención, como, el arquitecto Rodrigo Pérez de Arce (PUC, refundación Plaza de Armas) establece la paradoja: que a pesar de su “inutilidad”, el juego “no disminuye su capacidad de estimular forma urbana” (6, p.9), así lo menciona Trinidad Navarro en su trabajo de investigación "Reflexiones en torno a la arquitectura, el juego y el poder". Visto desde este punto de vista, el juego no tiene un "porque", jugamos por deseo, por gusto.  Lo que me hace pensar: ¿Y si el juego moldeara la estructura urbana? ¿Si la arquitectura fuera una forma de diseñar la ciudad como un juego? Aquí entra nuestro rol como arquitectos, y que iremos a proponer.

Debemos tener cuidado de no cruzar la línea entre sugerir y manipular, situación actual en la que ha caído la arquitectura. Lo que deja al ciudadano como preso de la ciudad, al no poder reinterpretar su entorno acorde a su propia perspectiva, si no a compartir la de un sistema establecido, impuesto, lo que nos hace caer en una rutina entre horas laborales y horas de “recuperación”, lo que obstruye totalmente con el disfrute, con la experiencia, con la vivencia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario